Publicado en la revista Círculo de Luz.
Ketan Raventós Klein pasó ocho años en el Ashram de Osho, que le aportó “la inspiración, los recursos y las experiencias que necesitaba para mi despertar”. En su opinión, “el Tantra nos ayuda a conocernos, a descubrirnos y aceptarnos, a integrar lo humano y lo espiritual, a abrirnos al misterio y adentrarnos en la meditación, sin excluir nada. Nos invita a traer consciencia y amor a todos los ámbitos de nuestra vida. Para muchas personas el Tantra es un camino de autodescubrimiento y una forma nueva de relacionarse con uno mismo y con los demás, trayendo consciencia y responsabilidad a la energía sexual, al cuerpo emocional y a la intimidad
Carmen Peña
«En 1990, durante un largo viaje a través de África, después de una experiencia mística en el desierto del Sáhara, sentí que tenía que dejar mi vida en España para adentrarme en un viaje interior. Al llegar a Barcelona vendí mis cosas y me fui a la India sin fecha de retorno.

Aunque había estado en India anteriormente y visitado muchos Ashrams y monasterios, hasta ese momento, no sabía nada a cerca de Osho. En Bombay, gracias a un libro, empecé a interesarme por Osho y su comunidad. Sin ninguna expectativa, decidí acercarme a Pune para visitar el ashram de Osho. Mi idea era hacer una visita breve, pero acabó convirtiéndose en una experiencia de 8 años. No fue algo planeado, sucedió naturalmente a medida que fui adentrándome en la meditación. India y la comunidad de Osho, me acogió y me aportó la inspiración, los recursos y las experiencias que necesitaba para mi despertar”, comparte Ketan.
En los años noventa, en el ashram de Osho se encontró “un espacio maravilloso para explorar y apoyar un proceso profundo de meditación y sanación. Una comunidad internacional, formada por miles de individuos rebeldes, de más de 100 países diferentes, viviendo en armonía, dedicados a la meditación, el autodescubrimiento, la sanación, la creatividad y la celebración”.
Osho empezó a hablar sobre las enseñanzas tántricas en los años 70, cuando el Tantra era desconocido en Occidente y un tabú en Oriente. En esos años, que un maestro espiritual hablase abiertamente de sexo en India, estaba muy mal visto.
Vivir de una forma natural y consciente la sexualidad no podía ser espiritual (desde el punto de vista de la sociedad india tradicional), y etiquetaron a Osho como ‘el gurú del sexo’ y al Ashram de Osho como ‘la comuna del sexo libre’. “Una visión muy sesgada y distorsionada de la realidad, puesto que el sexo nunca fue el centro de las enseñanzas de Osho ni de su comunidad, (de los cientos de libros de Osho publicados, solamente hay media docena que habla de las enseñanzas tántricas). Lo que sí es verdad, es que Osho fue el primer maestro espiritual contemporáneo que incluyó la sexualidad como parte de nuestro crecimiento espiritual”, afirma Ketan.
“La brecha creada por las religiones entre lo humano y lo sagrado es el origen de gran parte del sufrimiento, porque ha impedido al ser humano expandir su consciencia y crecer en amor; manteniendo al individuo inmaduro, egocéntrico, ansioso, dependiente y hambriento de amor”
En un principio, a Ketan no le interesó Osho por sus enseñanzas tántricas. “En realidad, hasta después de un par de años de vivir en el ashram, no empecé a interesarme por el Tantra. Mi interés era la meditación, el autoconocimiento y el despertar espiritual. Posteriormente, empezó a interesarme el Tantra como vehículo para integrar la meditación en la relación de pareja”.
Una Escuela de Vida
Conocer a Osho y vivir 8 años en su comunidad, un espacio meditativo, amoroso, creativo, donde se podía explorar el Tao, el Sufismo, el camino tántrico, el Zen, las artes marciales, el chamanismo y muchas otras escuelas y corrientes místicas, así como todo tipo de procesos terapéuticos (físicos, energéticos, psicológicos y emocionales), para Ketan fue “una escuela de vida, una aventura increíble, una revolución interna y externa imposible de resumir en cuatro líneas, una fuente de vivencias, encuentros y aprendizajes diarios; una experiencia profundamente reveladora y transformadora que creó las bases para iniciar una nueva vida”.
Tradicionalmente, en Occidente, se ha asociado la meditación, la espiritualidad y el misticismo a una vida austera y condicionada por las renuncias. Durante siglos, esa visión, comenta Ketan, “generó un ser humano dividido, atemorizado, con una gran carga de culpa; porque estaba obligado a elegir entre la supuesta superficialidad de una vida mundana o la severa austeridad del camino espiritual.
Adentrarse en la espiritualidad exigía excluir nuestra humanidad: despreciar el cuerpo y sus necesidades, renunciar a la intimidad y al amor de pareja, reprimir la pasión, la sexualidad y los sentimientos, evitar la celebración y el gozo de los sentidos; eliminar todo aquello que supuestamente podría ser una distracción o una amenaza para el desarrollo espiritual. ¿Qué hemos conseguido creando una brecha ficticia entre lo humano y lo espiritual? Muchísima confusión y sufrimiento; una mente muy neurótica, una personalidad disociada de nuestra naturaleza esencial, una forma de vida artificial, sin sentido, alejada de nuestras necesidades reales”.
Para Ketan, “el Tantra nos ayuda a conocernos, a descubrirnos y aceptarnos, a integrar lo humano y lo espiritual, a abrirnos al misterio y adentrarnos en la meditación, sin excluir nada. Nos invita a traer consciencia y amor a todos los ámbitos de nuestra vida. Para muchas personas el Tantra es un camino de autodescubrimiento y una forma nueva de relacionarse con uno mismo y con los demás, trayendo consciencia y responsabilidad a la energía sexual, al cuerpo emocional y a la intimidad”.
La Sociedad Sufre por la Carencia de Amor
“Toda la sociedad sufre debido a la carencia de amor y a vivir inconscientemente. La brecha creada por las religiones entre lo humano y lo sagrado es el origen de gran parte del sufrimiento, porque ha impedido al ser humano reconocer su naturaleza esencial, expandir su consciencia y crecer en amor; manteniendo al individuo inmaduro, egocéntrico, ansioso, dependiente y hambriento de amor”, afirma Ketan.
“Crecer en amor y consciencia nos beneficia a todos. Para que esa expansión de la consciencia se dé, necesitamos abrirnos a sentir y a vivir con naturalidad y confianza (relajados, sin juicio ni metas), nuestro cuerpo y nuestra energía: la sensualidad, las caricias, la intimidad, la pasión, la vulnerabilidad, etc.
Cuando una persona vive el contacto físico, la sensualidad y la sexualidad con naturalidad y presencia, y hacer el amor se convierte en una meditación, la espiritualidad forma parte de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, cuando la espiritualidad juzga el deseo, la sensualidad y la energía sexual, meditar es muy difícil, porque aquello que se reprime se vuelve una obsesión, algo problemático.
Esa es la razón por la cual el estamento clerical y todas las personas que bajo su influencia reprimen su energía con argumentos religiosos está tan obsesionado con el sexo. Cuando uno reprime mucho algo, siente una mezcla de atracción, temor y culpa hacia aquello que condena, lo cual genera mucho sufrimiento, vergüenza e hipocresía”, comenta Ketan.
“Osho fue el primer maestro espiritual contemporáneo que incluyó la sexualidad como parte de nuestro crecimiento espiritual”
Para él, “el Tantra nos ayuda a relajarnos, a escucharnos, a confiar, a aceptar y vivir de acuerdo a nuestra naturaleza, a ser más auténticos y conscientes de las necesidades, los límites y las activaciones de nuestro cuerpo físico, nuestro cuerpo emocional y nuestro corazón. Nos invita a abrirnos, a desprendernos de nuestras corazas y personajes, a despertar y honrar nuestra pasión y a acoger amorosamente nuestra vulnerabilidad.
El Tantra nos invita a ser más conscientes y respetuosos con uno mismo y con el otro, lo cual es la base indispensable para poder crear relaciones sanas, honestas y nutritivas. Además, el Tantra aporta conexión, profundidad, amor y éxtasis a la intimidad sexual”.
“El Tantra tiene el potencial de transformar al individuo y su forma de relacionarse consigo mismo y con la vida. Tratar de cambiar la sociedad sin una transformación del individuo es inútil (lo vemos cada día). Sin embargo, cuando un ser humano se transforma, toda su vida cambia.
Osho solía decir (ya en los años 70) que el Tantra era una de las llaves más poderosas para transformar al individuo y como consecuencia a la sociedad. Los cambios profundos requieren de la expansión de la consciencia individual. Para que la sociedad pueda transformarse, el individuo necesita conocerse, responsabilizarse y liberarse de los condicionamientos que le impiden ser y florecer. Gracias a nuestra transformación individual, indirectamente estamos transformando la sociedad”.
Tantra, Codependencia y Consciencia Emocional
Después de 10 años de dedicarse exclusivamente a su propio proceso de meditación y sanación en la India, inesperadamente, en el año 2000, surgió dentro de él un impulso de empezar a compartir aquello que le había cambiado la vida. No fue algo planificado, nunca pensó que un día se dedicaría a acompañar procesos de meditación, sanación emocional, codependencia, Tantra, etc. y mucho menos que lo compartiría con miles de personas. Simplemente empezó a suceder, y descubrió que inspirar, acompañar y apoyar procesos de despertar, sanación y transformación, era su vocación y lo que ha venido a aportar a la vida.
“El Tantra nos invita a abrirnos, a desprendernos de nuestras corazas y personajes, a despertar y honrar nuestra pasión y a acoger amorosamente nuestra vulnerabilidad”
Explica que “llamamos codependencia a una forma de vivir y relacionarnos que refleja que estamos heridos. Unas heridas que, si no se conocen y se abordan adecuadamente, sabotean nuestra vida, nuestra autoestima, nuestra creatividad y nuestras relaciones.
El problema es que todos anhelamos el amor y la intimidad, pero (en mayor o en menor medida) todos estamos heridos, y esas heridas inevitablemente afloran en las relaciones, en la intimidad y en la sexualidad. Muchas personas se acercan al Tantra para mejorar la calidad de sus relaciones.
La intención es buena, pero hay que ser consciente de que compartir espacios de intimidad (ya sea con ‘amantes tinder’ o con ‘amantes tántricos’), antes o después, activan nuestras heridas, carencias, traumas y temores más profundos. Sin una comprensión sobre los mecanismos de nuestro cuerpo emocional y las activaciones del sistema nervioso y unas herramientas para gestionarlo, repetimos una y otra vez los mismos patrones”.
“Compartir espacios de intimidad, antes o después, activan nuestras heridas, carencias, traumas y temores más profundos”
Los cursos de «Codependencia & Integración del niño/a interior» son una herramienta para complementar y profundizar en las enseñanzas y las prácticas tántricas. Están enfocados en investigar lo que sucede en la interacción con los demás. En adquirir recursos y aprender a abordar conscientemente las heridas, los bloqueos, los patrones y las dinámicas que sabotean nuestras relaciones, el amor y la intimidad.
En 2021, ha publicado el Libro «Sanar el corazón. Despertar el maestro interior y sanar las heridas emocionales« porque “después de más de 30 años de viaje interior y más de veinte años inspirando y acompañando procesos grupales, individuales y de pareja, y ver que la vida me está enviando a muchas más personas de las que yo puedo atender personalmente, sentí que tenía que ofrecer una herramienta accesible para todo el mundo, compartiendo en un libro mi experiencia; todo lo esencial que un buscador sincero, antes o después, tiene que confrontar en su proceso de despertar y sanación.
«Sanar el corazón» es un compañero de viaje para cualquier persona (con poca o mucha experiencia) interesada en despertar su guía interior, conocerse profundamente y sanar sus heridas. Con un lenguaje sencillo, claro y cercano, nos invita a adentrarnos en nuestro universo interior, a explorar, conocer y comprender las heridas de nuestro corazón, las secuelas del trauma en el sistema nervioso y cómo todo ello se manifiesta en nuestra vida y en nuestras relaciones. Y cómo abordarlo conscientemente para sanar nuestro cuerpo emocional, crecer en amor y confianza, abrirnos a la intimidad y crear relaciones auténticas, sanas y nutritivas”.